San Juan de la Cruz: su personalidad y sus escritos. Orden y modo de composición. Relación entre la poesía y la prosa. Las diferentes claves de lectura de su obra.

 

 Néstor A. Briceño L, SDS

Roma, febrero de 2001

Breve Biografía

            A pesar de los cinco siglos que nos separan de la ubicación histórica de San Juan de la Cruz, aún se sigue investigando sobre su vida y se discuten algunos datos de la misma, como lo es la fecha de su nacimiento.

            La mayoría de los autores afirman que Juan de Yepes nace en 1542, mientras que últimamente se algunos discuten que sucedió en 1540[1]. Ve la luz por primera vez en Fontiveros, un pueblo de Ávila. Al poco tiempo de haber nacido su padre contrae una enfermedad y le deja huérfano a los pocos meses de nacido[2]. A pesar del origen noble del padre, la familia ya era bastante pobre al nacer Juan. Así que la madre junto con sus tres hijos decide marcharse a Toledo, para ver si consigue trabajo para ella y su hijo mayor, quien ya cuenta con trece años, y pueden así sobrevivir. Sin mayores resultados, regresan a Fontiveros por un tiempo y luego van a Arévalos, donde Catalina, la madre, y Francisco, el hermano mayor, ejercen el oficio de tejedora. Su hermano Luis ya había muerto para el momento, probablemente por la situación paupérrima que vivían[3].

            Nuevamente se debe mudar la familia, y es en Medina del Campo donde Juan es recluido en una especie de orfanato, llamado Colegio de la Doctrina, sirve en la iglesia de Magdalena y se dedica al “servicio de los engremos, tarea que llena su vida hasta los 21 años”[4]. Salía muchas veces por las calles a pedir limosna para el mantenimiento del hospital. Y a esto se le debe sumar el comienzo de sus estudios en el Colegio de la Compañía de Jesús.

            Entra a los 21 años en el noviciado de los carmelitas, donde profesa con el nombre de Juan Matía en 1563; luego va a Salamanca, donde estudia teología y filosofía.

            Entre septiembre y octubre de 1567 se encuentra Juan con la madre Teresa de Jesús, quien ya tenía para el momento 52 años. En este encuentro tanto Juan como Teresa ven la posibilidad de cumplir la voluntad de Dios con mayor fuerza estando al servicio del Carmelo. El biógrafo Crisógono de Jesús hace una hermosa narración de este encuentro[5].

            De allí en adelante comienza la “aventura” para Juan de pasar a ser el impulsor del Carmelo masculino. El 28 de noviembre de 1568, junto con dos compañeros, inaugura el primer convento de los descalzos y cambia su nombre definitivamente a Juan de la Cruz. Desarrolla cargos en el gobierno y en la formación de su congregación, y también llega a ser prisionero en Toledo debido a las disputas entre los Calzados y los Descalzos (1577-1578). Es en este tiempo cuando escribe la que es considerada la mejor poesía española: Cántico espiritual.

            Luego de escapar de la cárcel, continúa colaborando con la dirección de la reforma, de la cual es nombrado consejero general, y se dedica a escribir su obra. Muere en Úbeda (Jaén) el 14 de diciembre de 1591.

 

Personalidad y Escritos

            A pesar que su tarea de escritor “ocupa un puesto secundario y tiempos marginales (...) en el conjunto de su vida”[6], ha sido declarado en 1952 patrono de los poetas españoles, y en sus escritos revela una gran profundidad espiritual.

            Es interesante que San Juan de la Cruz escribe su obra entre sus 35 y 44 años de edad, sin dedicarse a la tarea de escribir los últimos cinco años de su vida.

            Si ciertamente se pueden conocer algunas características de la personalidad del escritor por medio de su obra, no se muestra toda la serie de características en la misma. Por eso puede afirmar Ruiz:

“Ha sufrido constantemente deformaciones graves, por haber sido interpretada su personalidad a la luz de un fragmento del sistema: el vacío, la nada, la vida contemplativa, etc. Fue tachado de individualista, severo, insensible al amor, a la alegría, a la belleza de la tierra.”[7]

 

            Los escritos de San Juan son fruto de su experiencia espiritual. Él mismo ya ha ascendido al monte Carmelo, y ha vivido en la cárcel la noche oscura. Todo esto le lleva a tener una personalidad “de excelsas cualidades morales”[8].

Sin embargo, se debe mantener una posición equilibrada, de manera tal que se puedan conjugar aquella personalidad severa, exigente y de una grande y santa terquedad, con la exaltación que se puede hacer de la figura del santo. Algunas de las cualidades morales mencionadas por Ruiz son: paciencia y moderación al hablar; serenidad que no demostraba pasiones; dominio de sí mismo, alegría presente en todo momento, enemigo de la melancolía; sencillez y humildad en el ejercer sus oficios, tanto en el gobierno como en las tareas comunes; afabilidad, fidelidad a su pensar y prudencia en el gobernar; sensibilidad hacia el dolor ajeno; nunca habló mal de nadie y expresó sus afectos a familiares y amigos.

En cuanto a aquellos rasgos de su personalidad que pueden ser encontrados claramente en sus escritos, se encuentran los siguientes:

·        En la Subida y la  noche se encuentra la inteligencia. “Es el talento recio y seguro, lógico y clarísimo, que ve en un principio todas las consecuencias y marcha implacable y rectilíneo hasta la última”[9].

·        En el Cántico y sus primeras poesías, se ve cómo es poseedor de una gran imaginación, acompañada de una vida espiritual intensa que desborda un sentido estético para relacionar el cosmos con el ser individual y el mismo Dios. Es mediante la poesía cómo el puede comenzar a balbucear palabras sobre lo inexpresable, a utilizar símiles y metáforas que compaginan experiencia y doctrina.

·        En Llama de amor viva se encuentra una integración completa de de todo lo anterior, donde las ideas, imágenes y palabras expresan claramente el ardor del corazón del santo, inflamado por el amor de Dios.

 

Orden y modo de composición.

En cuanto a los escritos realizados por San Juan de la Cruz, se puede afirmar que no son muchos, ya que por ejemplo  en la edición ya citada de Crisógono de Jesús ocupa unas 613 páginas incluidos algunos comentarios.

El orden como se presentan normalmente estos escritos, junto con una breve explicación de los elementos presentados en su composición, es el siguiente:

·        Cartas: Pertenecen a los últimos diez años de su vida, y lamentablemente s perdió gran parte de ellas al ser muy probablemente quemadas. Se poseen 33 cartas de las cuales no hay dudas sobre la autoría de San Juan de la Cruz. Están en un lenguaje sencillo, algunas son para algunas personas dirigidas por él y otras como saludo o consejos para las comunidades, así como para su superior. En ellas se puede encontrar un trazo de su propia biografía.

·        Poesías: Se hace referencia aquí a las no comentadas, para las cuales es difícil afirmar la fecha en la que fueron escritas. Son de una gran profundidad teológica y dedica algunas a la Santísima Trinidad. Sobresalen La Fonte y El Pastorcillo por su belleza e intensidad.

·        Dichos de Luz y de Amor, o también conocido como Avisos y Sentencias Espirituales: es una obra en prosa que está escrita como normas para la vida religiosa.

·        Cuatro Avisos a un Religioso para alcanzar la perfección, o también conocida como las Cautelas: Es el mismo estilo anterior, en prosa y como normativa a seguir.

·        El monte de perfección: muchas veces se le pidió a San Juan de la Cruz que explicara sus poesías, sobre todo el poema En una noche oscura. Para que no confundiera lo que está expresado en esta poesía, dedicó dos obras en prosa: Subida al Monte Carmelo y Noche Oscura. Siempre acompañaba la Subida al Monte Carmelo con este dibujo denominado El Monte de Perfección. Es un esquema en el cual se encuentra la esencia de este escrito; se cree que lo realizó antes de escribir la Subida. Existen dos variantes del monte, ambas realizadas por el santo.

·        Subida del Monte Carmelo: Es un escrito en prosa dedicado a explicar los diez primeros versos del poema. En esta obra, compuesta por tres libros, trata de la purificación activa a base de las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Se refiere a la purificación de los sentidos y purificación del espíritu o potencias espirituales.

·        Noche Oscura: es otra obra en prosa que se encuentra en continuidad con la anterior. Aquí explica las restantes estrofas y versos del poema Noche Oscura. Trata sobre la noche del sentido y la noche del espíritu. Ruiz presenta un esquema sobre cómo se desarrolla en ambas partes esta purificación pasiva: Necesidad de la noche – Realización de la noche – Frutos.

·        Cántico Espiritual: Es el poema en el que más trabajó el santo, dedicándole un total de 8 años (1578-1586). Existen dos redacciones del mismo, lo que muestra el cuidado que tuvo y las revisiones que realizó. Hay cambios sensibles entre ambas redacciones, mostrando la llamada “B” un orden más lógico. En este escrito trata sobre los efectos de la oración en aquellos que ya no son principiantes[10]. Está escrita con el simbolismo del “matrimonio espiritual”, en el cual la esposa es el alma llamada y atraída por Dios, el esposo, quien la embellece y la purifica.

·        Llama de Amor Viva: Toma el nombre del primer verso del poema que comenta. Trata sobre un estado espiritual más profundo que el del cántico, exaltando la dimensión trinitaria de la experiencia de Dios.

           

Relación entre la poesía y la prosa.

Como ya se ha afirmado, los cuatro escritos principales del santo (subida, noche, cántico y llama) son comentarios a poemas realizados por él. A pesar de sus negaciones para realizar estos escritos en prosa, San Juan de la Cruz ha accedido con la intención de evitar el error de interpretación de los poemas.

No llega el excelente escritor a agotar la profundidad de cada verso con su explicación en prosa, porque es imposible expresar de manera racional aquella experiencia profunda del alma que apenas si se acerca a ella la declaración poética.

En algunas ocasiones se sirve el autor de la poesía para entrar en otros temas que aparentemente no tienen relación con el trozo comentado, pero que en la profundidad del sentido de la misma guarda una grandiosa armonía.

En resumen, se dirá que la profundidad del sentido de la experiencia espiritual y síntesis teológica contenida en las poesías de San Juan de la Cruz son vislumbradas por la explicación que de ellas hace en la prosa, y a la vez abre nuevos horizontes para comprender en diferentes sentidos los mismos versos.

 

Las diferentes claves de lectura de su obra.

Cada autor consultado presentará una llave de lectura diferente a la obra de San Juan de la Cruz. A pesar que todos poseen aspectos comunes, la diferencia se encuentra en el nivel de detalle de estas llaves de lectura. En el cuadro siguiente se puede observar la clave de lectura que usan tres autores sobre la obra del santo.

Gabriele di S. Maria Maddalena[11]

Ruth Borrows[12]

F. Ruiz[13]

Vida Contemplativa

Comenzar a ascender

Educación del sentido

Invitación Divina

La negación del deseo

Renovación del espíritu

Abnegación

Sentido de libertad

Renovación del ser

Meditación Contemplativa

Noche oscura del sentido

Unión de amor

Aridez

Aridez

 

Oración de Fe

Noche Activa del Espíritu

 

Esperanza y Amor puro

Contemplar a Jesucristo Crucificado

 

Jesús nuestra guía

Conocimiento Místico

 

Noche Oscura

Noche Pasiva del Espíritu

 

Unión Transformadora

La cúspide

 

 

Observando los elementos presentados por cada autor, queda muy claro que para leer la obra de San Juan de la Cruz se debe tener en mente tres símbolos que aparecerán continuamente: subida como referencia el proceso que recorre el hombre de encontrarse con Dios; la noche, como el proceso de purificación de todo aquello que aparta al hombre de Dios; y la llama como el sentido de la unión con Dios.

Es importante citar aquí la clave de lectura de Ruiz, la cual no se plasma con toda su profundidad en nuestro esquema. Para Ruiz, la fórmula de lectura es la siguiente: “unión del hombre con Dios en Jesucristo por medio de la fe, la esperanza, la caridad. (...) La unión implica negación; las virtudes teologales culminan en la contemplación.”[14]

Así se afirma como una síntesis de esta clave de lectura, que para leer a San Juan de la Cruz se debe interiorizar en el ser que se comienza una aventura espiritual, ascendiendo al encuentro con Dios que lleva a una transformación (conversión) en el espíritu y en el ser por medio de la purificación, tanto activa como pasiva, que realizan la fe, la esperanza y la caridad. Este caminar se hace en la oscuridad de los sentidos y del alma, en medio de la aridez y de la abnegación, con la finalidad de alcanzar la unión con Dios mediante la contemplación de Jesucristo.


 

BIBLIOGRAFÍA

 

BURROWS, R. Ascent to Love. Darton, Longman and Todd Ltd. London,1987.

 CRISÓGONO DE JESÚS. Vida y Obras de San Juan de la Cruz. BAC. Madrid, 1972.

 GABRIELE DI S. MARIA MADDALENA. L’Unione con Dio secondo San Giovanni della Croce. Casa Editrice Adriano Salani. Firenze, 1957.

 RUIZ, F. “Juan de la Cruz” en Diccionario de Espiritualidad. Tomo II. Editorial Herder. Barcelona, 1983. pp. 413-423.

 RUIZ JURADO, M. Storia della Spiritualità (Secoli XV-XVI). Editrice Pontificia Università Gregoriana. Roma, 20004.

 


[1] Cfr. RUIZ JURADO, M. Storia della Spiritualità (Secoli XV-XVI). Editrice Pontificia Università Gregoriana. Roma, 20004, p 76.

[2] Cfr. CRISÓGONO DE JESÚS. Vida y Obras de San Juan de la Cruz. BAC. Madrid, 1972, p 25.

[3] Idem p 28.

[4] RUIZ, F. “Juan de la Cruz” en Diccionario de Espiritualidad. Tomo II. Editorial Herder. Barcelona, 1983. p 413.

[5] Op. Cit.  67-69.

[6] RUIZ, F. Op. Cit. 414.

[7] Idem

[8] CRISÓGONO DE JESÚS, Op. Cit. 350.

[9] Idem 354.

[10] Cfr. RUIZ JURADO, M. Op. Cit. 83

[11] GABRIELE DI S. MARIA MADDALENA. L’Unione con Dio secondo San Giovanni della Croce. Casa Editrice Adriano Salani. Firenze, 1957.

[12] BURROWS, R. Ascent to Love. Darton, Longman and Todd Ltd. London,1987.

[13] RUIZ, F. Op. Cit.

[14] Op. Cit. 417.