Breve Estudio sobre la
“Apologia
pro Vita Sua”
de
John Henry Cardenal Newman
Néstor A. Briceño L, SDS
Roma,
mayo de 2001
El hombre contemporáneo necesita verdaderos ejemplos de humanidad en los cuales al Gracia ha actuado, ayudándoles en su lucha cotidiana entre la Verdad y la mentida. John Henry Cardenal Newman es una de esas personas, que buscando integrar racionalidad, afectividad y fe, logra en sí mismo una síntesis que le lleva a la conversión concreta de su vida.
En las siguiente páginas se presentará un breve estudio sobre la obra autobiográfica de John Henry Cardenal Newman, “Apologia pro Vita Sua”. Obviamente, por la extensión y límites del presente trabajo, no será exhaustivo, por lo que únicamente se presentarán las líneas generales de su biografía, obras de mayor relevancia, la obra que se ha decidido estudiar y algunos comentarios a la misma.
El lector encontrará, presentados de manera científica, algunos rasgos de la Apología que le acercarán a esta obra considerada como uno de los clásicos contemporáneos de la literatura católica inglesa.
John Henry Newman nace el 21 de febrero de 1801 en Londres, Inglaterra.
Es el mayor de seis hermanos. Su padre, John, es banquero y su madre, Jemima
Fourdrinier, pertenecía a una familia francesa calvinista constructora de máquinas
para fabricar papel. Desde niño le gusta la lectura y filosofar, era amable,
profesaba un gran amor a su madre[1],
aunque era muy sensible a la culpa o no agradar. A la edad de 21 años, estando
ya en Oxford, se decide por la carrera eclesiástica en lugar del derecho. Se
ordena como presbítero anglicano en 1825. Se queda como decano de estudiantes
en la Universidad y atiende a la vez la parroquia de St. Mary’s. Promueve el
Movimiento de Oxford, cuya finalidad consistía en la creación de una teología
anglicana fundamentada en bases propias. Es en 1845 cuando, luego de un largo
proceso de discernimiento, deja la Iglesia Establecida o Anglicana para
convertirse a la Iglesia Católica Romana. Es ordenado sacerdote en 1847,
y por petición de los católicos ingleses es nombrado cardenal el 12 de mayo de
1879 por León XIII. Durante toda su vida fue tenido constantemente en sospecha,
tanto en su tiempo de anglicano como de católico, debido a sus ideas
“revolucionarias”. Como católico, en el año 1847, funda la rama Inglesa
del Oratorio de San Felipe Neri. Muere el 11 de agosto de 1889 en Birmingham. Su
epitafio reza: “Ex umbris et imaginibus in veritatem” –Fuera de las
sombras e imagines en la verdad. El Papa Juan Pablo II lo declara Venerable
el 22 de enero de 1999.
La obra del Cardenal Newman es muy numerosa, ya que era un prolífico
pensador y escritor. Todos los estudios consultados dividen su obra en dos
fases: la fase anglicana y la católica. Son innumerables los artículos que
escribió para revistas y periódicos, sobre todo en defensa de la fe, ya haya
sido en un primer momento la anglicana o la católica. Es interesante su evolución
ya que de un primer momento de escritos para atacar a la Iglesia Católica, pasa
a una segunda fase de buscar la defensa de la fe anglicana sin atacar a los
romanos, para terminar en la defensa de la Iglesia Católica.
De su período anglicano son de destacar las siguientes obras:
·
Via media
(1837) donde procura encontrar un punto medio entre las Iglesias Católica y
Anglicana.
·
Parrochial and
Plain Sermons (1834-43)
es una colección de sus predicaciones.
·
Lives of English
Saints (1843-44) es el
editor de esta serie que propone vidas de santos ingleses.
·
The Tracts
es una serie de artículos en los cuales defiende la fe anglicana. Su tract número
90 fue el más discutido ya que pretendía conciliar los 39 artículos de la fe
anglicana con la Iglesia Católica.
Luego, en su período católico,
se encuentran estas obras:
·
Loss and Gain
(1848) es un “cuento”[2]
que narra la conversión de un anglicano de Oxford al catolicismo romano.
·
Apologia por Vita
Sua (1864-65) es la
evolución de su pensamento de anglicano a católico. Lo escribe como defensa a
un artículo publicado por Charles Kingsley en la revista Macmillan de
enero de 1864.
·
Varios sermones,
poemas, editor de la revista Rambler y otros.
En esta breve síntesis de la
obra de Newman, se debe añadir que en todo momento supo conjugar el humor con
la seriedad científica, la historia con la reflexión económica, política y
social del momento, dogma con experiencia espiritual. No se duda en afirmar que
ha sido uno de los mayores escritores de los últimos tiempos.
Una de las obras más
significativas del Cardenal Newman es la Apologia pro Vita Sua tal y como
se le conoció en su primera aparición en 1864[3].
Allí narra la historia de sus opiniones religiosas[4],
desde que era adolescente (1815) hasta el momento de su conversión final al
catolicismo (1845).
Se puede leer con gran facilidad, incluso en el original inglés, debido
a la sencillez del lenguaje utilizado, la mezcla del humor con la gravedad del
asunto tratado, así como poder palpar en cada página su lema: Cor ad cor
loquitur –el corazón habla al corazón.
Dada la importancia para la
Iglesia contemporánea y el diálogo ecuménico de la Apologia, son múltiples
las ediciones de esta obra realizada en diversos idiomas. Cada una con
introducciones propias o pequeños estudios. La mayoría de estas ediciones se
basan en la versión de 1865.
Existen dos versiones de la Apologia.
Una primera versión que fue publicada por partes como folletos en 7 partes,
entre el 21 de abril y el 26 de mayo de 1864, y otra posterior, contenida la
obra en un solo volumen, en 1865.
La primera entrega de la
versión de 1864, llamada Mr. Kingsley’s Method of Disputation, no fue
incluida en la edición de 1865. Así mismo, la segunda parte llamada True
Mode of Meeting Mr. Kingsley, pasó a formar parte del prefacio de la edición
de 1865. Otro cambio de títulos fue el del último capítulo: de General
answer to Mr. Kingsley, pasó a denominarse The Position of my mind since
1843. La razón de estos cambios fue que si en 1864 la Apologia era
escrita como defensa del Sr. Kingsley, en 1865 se edita debido al éxito que
tiene y el interés que suscita el tema de las opiniones religiosas en el país[5].
Así del título original (que aún hoy en día conserva) Apologia pro Vita
Sua, adquiere el nuevo nombre History of My Religious Opinions.
Como se afirmaba
anteriormente, abundan las ediciones contemporáneas, basadas ellas en la versión
de 1865.
La traducción española
realizada por Daniel Ruiz Bueno[6]
se encontró en algunas consultas que no expresaba con la fuerza suficiente el
sentido del original, debido a que el juego de palabras en la escritura de
Newman es muy importante para descifrar incluso aquello que escribe “entre líneas”.
Por ello, se ha descartado para la fundamentación de este trabajo y se tuvo
como referencia en algunos momentos.
La mejor edición encontrada
fue la utilizada aquí, la llamada Oxford Edition, a cargo del amigo y biógrafo
del autor, Wilfred Ward[7].
Es una edición completa que recoge toda la discusión previa a la publicación
de la Apologia así como las dos versiones. Un comentario sobre los
panfletos incluidos en esta edición, considerados de gran importancia para un
estudio serio, se deja para el siguiente capítulo.
b.
Estudios
Así como abundan las
ediciones sobre la Apologia, también existen muchos estudios y
comentarios a la misma. Esta obra es la referencia obligada para cualquier
acercamiento a Newman. Sin embargo, estos estudios y comentarios integran toda
la obra de Newman y dan una visión más completa de su vida.
Fundamentalmente se han
consultado cuatro que muestran la variedad de posiciones.
El primero de ellos es la
introducción de Ward, la cual en sí misma es un pequeño estudio de la obra.
Da una visión ponderada de los acontecimientos y puede recoger testimonios
sobre el primer impacto de la obra.
El segundo estudio consultado
es una “defensa” contra la Apologia, realizado por el anglicano
Glanzman[8]
en 1866. Como se puede sospechar, carece de toda objetividad y no deja de
calificar en ningún momento a Newman de mentiroso y desconfiable.
Se encontró un estudio en
italiano, escrito por Honorè[9].
Hace una síntesis sobre el itinerario espiritual del cardenal, partiendo del
estudio de cartas, el diario y la apología.
Por último, el estudio más
reciente realizado, con ocasión de la conmemoración del centenario del
nacimiento del cardenal, por jesuita argentino Randle[10].
Hace una relectura de la lucha espiritual de Newman en sus años de conversión,
teniendo la referencia de los ejercicios de san Ignacio.
c.
Perspectiva
Para realizar un análisis serio de la Apologia, no puede el
investigador quedarse en una sola perspectiva. Es importante, por la riqueza de
la obra, realizar un cruce de perspectivas que permitan profundizar en el
pensamiento del autor. Aquí se ha optado por tener presentes tres perspectivas:
·
Perspectiva Apologética:
En todo momento se debe ser consciente que el objetivo fundamental de la obra es
mostrar el recorrido de la mentalidad de Newman, pero teniendo como fondo las
respuestas a su acusador[11].
·
Perspectiva
Espiritual: Interesa profundizar en el crecimiento espiritual que ha vivido
Newman.
· Perspectiva Doctrinal: El punto fuerte de la obra se encuentra en la presentación de la doctrina de la Iglesia Católica.
Como ya se ha dicho, la edición
estudiada de la obra es una de las más completas realizadas hasta ahora.
Contiene los dos panfletos que dan origen al posterior desarrollo de la Apología,
así como los capítulos completos de la misma y un par de apéndices que
incluyen aquellas respuestas detalladas al Sr. Kingsley así como algunos
detalles peculiares de la edición de 1965.
El primer panfleto incluido, Mr.
Kingsley and Dr. Newman: A Correspondence on the Question “Wether Dr. Newman
Teaches that Truth is no Virtue?”, publicado originalmente por Newman,
presenta la correspondencia entre Kingsley y Newman, originada inicialmente por
el párrafo del artículo Extract from a Review of Froude´s History of
England[12]
firmado por C.K. (Charles Kingsley). El párrafo en cuestión dice:
“So,
again, of the virtue of truth. Truth, for its own sake, had never been a virtue
with the Roman clergy. Father Newman informs us that it need not, and on the
whole ought not to be; that cunning is the weapon which Heaven has given to the
saints wherewith to withstand but brute male force of the wicked world which
marries and is given in marriage. Whether his notion be doctrinally correct or
not, it is at least historically so.”[13]
Luego de intercambiar varias cartas, Kingsley escribe una nota de
rectificación en el siguiente número de la revista, nota que no deja
satisfecho a Newman. Así publica este primer panfleto con unas reflexiones
finales en las cuales, con un diálogo ficticio pero basado en las cartas,
interpreta aquello que era planteado por Kingsley, afirmando que le había
llamado mentiroso y la poca seriedad de su explicación posterior[14].
Así surge el segundo panfleto, What, then does Dr. Newman Mean? A
Reply to a pamphlet lately published by Dr. Newman, esta vez era publicado
por Kinsley[15]. Allí
acusa abiertamente a Newman de contradecirse en su discurso a lo largo de la
historia, por lo que debía ser tenido como un mentiroso y desconfiable. Ataca
las diversas ideas que ahora debía profesar como católico, así como la práctica
en las que se basaban las mismas[16].
La respuesta final de Newman es su obra maestra, objeto de este estudio.
a. Puntos
importantes según la perspectiva
Desde la perspectiva apologética, la obra presenta en las dos primeras
partes[17]
algunas explicaciones básicas que parecen maduras, tanto desde el punto de
vista espiritual como intelectual. El punto de partida es la dificultad de
comprensión que existe entre personas que viven diferentes circunstancias[18].
Esto trae algunos inconvenientes porque se ven los distintos lados de la verdad,
y si no hay apertura entre quienes dialogan, su entendimiento será imposible,
llevando incluso a formular cargos como el ser mentiroso[19].
Sin embargo, el deseo de ser apologético consigo mismo va mucho más allá
de las afirmaciones de sus acusadores. Newman desea ser conocido en profundidad
como un ser humano, no como un espantapájaros que se viste[20];
desea mostrar el dinamismo de su historia para explicarse a sí mismo y sus
actos, por lo que no será una apología de la doctrina católica, pero sí de
su vida[21].
Este objetivo lo logra a lo largo de la obra con gran maestría, recordando los
principios de su fe calvinista, tal y como lo afirman Hutton, Randle y otros,
llegando hasta el momento en el cual es aceptado como católico.
Es interesante observar cómo Newman reconoce a lo largo de toda su obra
que prácticamente desde el comienzo de su evolución religiosa se deja cautivar
por algunos de los principios Católicos, aunque siempre se mantuviera el
rechazo a muchas expresiones devocionales de esta Iglesia. En ningún momento de
su historia se ve forzado a actuar en contra de sus creencias más profundas.
Siempre ha sido coherente y sincero consigo mismo[22].
Así, logra diferenciar entre lo que es la doctrina como tal y la
experiencia de fe popular, que no siempre está correspondida aunque no por ello
una contradijera a la otra. Acepta por la propia experiencia algunas de las
doctrinas Católicas, como la de la transustanciación[23];
otras, por contraste con las doctrinas anglicanas (las cuales se daba cuenta que
no eran propias), como la obediencia al obispo – primado de Pedro -; y por último
aquéllas que comprende cómo en la evolución histórica habían permanecido en
la Iglesia Católica.
En esta búsqueda del bien, deseó la unión de las iglesias, por lo que
trabajó como anglicano con todas sus fuerzas, buscando aquellos puntos que unían
más que los aspectos de separación. Así trabajó en la Via Media, la cual
termina por reconocer que no es viable por ser la iglesia anglicana cismática.
En el último capítulo, como respuesta final a Kingsley en un primer
momento, pero posteriormente como una explicación de su situación actual,
explica las doctrinas que se encontraban cuestionadas: Transustanciación,
creación[24],
pecado original, infabilidad de la Iglesia y del Papa, Inmaculada Concepción[25],
los alcances de la teología, obediencia al Papa y los obispos, credibilidad del
clero católico inglés[26],
la teología moral de san Alfonso de Ligorio, la enseñanza catequética sobre
la verdad y termina con algunos textos de san Felipe Neri sobre la honestidad.
Todos estos argumentos se consideran valiosos para hoy en día y, por la
sencillez como se explican, pueden ser fácilmente asimilados por el cristiano
de hoy.
Penetrando el valor espiritual que se encuentra en la obra, Newman
presenta su proceso personal de conversión, el cual llega hasta su culmen en la
etapa que los psicólogos llamarían “la crisis de la media edad”, donde se
cambian los esquemas de la inseguridad[27]
por la certeza de la fe.
Él mismo plantea su proceso de diez años (1835-45) en cinco etapas[28]:
·
Los primero cuatro en
los que buscaba el beneficio de la Iglesia Anglicana a costa de la Iglesia Católica;
·
Los siguientes cuatro
años buscaba el beneficio de la Iglesia Anglicana sin perjudicar la Iglesia de
Roma;
·
El principio del
noveno año, cuando deja los oficios clericales de la Iglesia Anglicana debido a
sus dudas;
·
Al principio del décimo
año contemplaba dejar la Iglesia Anglicana;
·
Finalmente, la última
mitad del décimo año, cuando comenzó a escribir para sí mismo a favor de la
Iglesia Romana y en contra de la Anglicana.
Una visión diferente pero
complementaria, la tiene Randle[29],
quien compara el proceso total de Newman con aquél de los ejercicios de san
Ignacio, dividiéndolo en cuatro grandes pasos:
·
1816: primera
conversión que le lleva a una vida de interioridad;
·
1833: incorporación
afectiva a la Iglesia Católica, comienza a sentir agrado;
·
1839: revolución del
espíritu, en la cual comienza a descubrir la “originalidad” de la Iglesia
católica;
·
1845: incorporación
definitiva en la Iglesia Católica.
Sin duda todo el proceso,
pero sobre todo los últimos cinco años fueron una verdadera noche del espíritu.
De ello da testimonio Ward cuando afirma que más de una vez, mientras escribía
la Apología, se encontró Newman llorando como un niño a causa de la
tristeza producida por los recuerdos requeridos para dicha tarea[30].
Así, se encuentra en este libro una expresión de verdadera batalla espiritual,
en la cual el tentador continuamente se hacía presente bajo diversas formas que
buscaban detener el proceso de conversión[31].
Ha logrado muy bien el autor,
mostrar cómo la Divina Providencia le lleva a través de experiencias puntuales
y le va guiando por el intelecto para llegar a su afectividad y así transformar
la fe. Son momentos en los que siente la fuerza de la vocación divina, que le
impulsa a luchar contra cualquier dificultad y buscar con sinceridad la verdad
divina[32].
También se muestra el
sentido de la amistad espiritual que tenía Newman. Resalta su amistad con
Keble, quien para Honorè[33] es un “ineficaz”
director espiritual, mientras que para Randle[34]
es un padre espiritual. Analizando las distintas cartas presentadas en la Apología
se concluye que es un gran amigo espiritual, al cual Newman le confía
algunas de sus inquietudes, le pide consejo y oración por él. Pero no se puede
afirmar que fuera el único, ya que son varios los que gozan de su amistad
profunda y espiritual, como Froude y el padre de su biógrafo Ward, entre otros.
Como el mismo Newman afirma, nadie ha tenido amigos tan amables como él[35].
Algunos de estos amigos lo apoyaron en su proceso de decisiones, respetándole y
ayudándolo a optar libremente; sin embargo, otros decidieron apartarse de él
cuando ya se iban perfilando las dificultades venideras.
El sentido del discernimiento espiritual en libertad y desapego las
opciones, también se hace presente en la Apología[36].
En todo momento su intención era encontrar el camino verdadero y aquello que
debía hacer para complacer a Dios y cumplir su voluntad[37].
b. Puntos
menos desarrollados
Uno de los puntos que falta por desarrollar de una forma más completa en
la Apología es la primera formación religiosa de Newman. Es importante
entender que recibe una religiosidad calvinista, tal y como lo muestran sus biógrafos,
para penetrar en la dificultad que sentía para relacionarse con la realidad
sacramental, con la veneración a los santos y a la Virgen.
También se siente la ausencia de una mayor profundidad en lo que el Espíritu
logra en su sentimiento religioso. Ciertamente muestra el proceso de evolución
de sus ideas religiosas (y ese es el sentido del escrito) y en algunas ocasiones
muestra los sentimientos de afecto hacia amigos; pero ¿cómo era en ese momento
la oración de Newman, cómo cuestionaba a su propia fe la conversión de los jóvenes
que vivieron con él antes de ser católico? Son preguntas que, para
contestarlas profundamente deben consultarse en otros escritos del autor.
Si bien Honorè[38] afirma el sentido
profundo de relación espiritual existente entre Newman y su hermana menor Mary,
transformada luego de la muerte de ésta en una “comunión de los santos”,
no se encuentran datos en la Apología que permitan afirmar esto. Tal vez
desde allí se podría explicar el aprecio y el interés que tiene Newman por la
relación con los santos desde antes de su conversión.
Otro de los elementos presentado de manera “floja” dentro del texto
de la Apología (pero que es subsanado con un anexo) es el tema del
liberalismo. ¿Hasta qué punto era verdadero liberalismo lo que profesaba la
Iglesia Católica y dónde no lo era el Movimiento de Oxford? No queda
mayormente resuelto.
En la edición consultada hubiera sido interesante conseguir algún análisis final sobre la posterior reacción de Kingsley o de otros de su partido. Ayudaría a valorar mejor la obra en su contexto.
En la Apologia pro Vita Sua escrita por John Henry Newman, se
encuentran grandes valores para la espiritualidad contemporánea.
Como primer punto, el estilo
casi “novelesco” en el que está escrito logra interesar con facilidad al
lector desde el principio hasta el fin. Así lo afirman incluso quienes han
acusado a la obra con mayor fuerza[39].
Pero en este estilo, en
muchas ocasiones cayó en la ridiculización de su oponente, sobre todo en la
versión de 1864[40].
A pesar de la gran aceptación que tuvo, y sigue teniendo hoy en día, algunos
no simpatizantes del catolicismo la tachan como obra deshonesta que busca
inducir hacia el error[41].
Otro de los grandes valores
es la claridad con la cual se explican los dogmas cuestionados. Desde la
racionalidad se diferencia entre la religiosidad popular latina, diferente a la
nórdica, y los aspectos verdaderamente dogmáticos. Es ésta una muestra de la
sinceridad del autor, que logra hablar al corazón del lector.
Sirve como referencia
obligada a todos aquellos que desean profundizar en los procesos de conversión
y cómo la obra de la gracia aprovecha a la psicología del sujeto. Es una
verdadera historia integral de conversión.
También ilustra claramente
sobre las diferencias y semejanzas existentes entre las Iglesias Católica y
Anglicana de la época. Aunque por este mismo aspecto en algunos momentos
requiere un conocimiento de la historia eclesial que no poseen todos los católicos
de hoy, por lo que se dificultaría su lectura.
En conclusión, es una obra
que lleva a contrastar la propia experiencia espiritual con la del autor,
llevando a la reflexión sobre la vivencia de la fe y posibilitando un momento
de crecimiento en la purificación de la fe.
·
Glanzman, G. Analysis of Dr. Newman’s Apologia pro Vita Sua.
W.H. Broom – Paternoster Row. London, 1866.
·
Honorè, J. Itinerario
Spirituale di Newman. Editrice Morcelliana. Brescia, 1981.
· Hutton, R.H. Cardinal Newman. Methuen and Co. London, 1891.
· Newman, J.H. Apologia pro Vita Sua. The Two Versions of 1864 & 1865. Oxford University Press. London, 1913.
· Newman, J.H. Apologia pro Vita Sua. Historia de mis opiniones religiosas. BAC. Madrid, 1977.
· Newman, J.H. Loss and Gain. The Story of a Convert. Longmans, Green & Co. London, 1906.
· Randle, G. La Lucha Espiritual en John Henry Newman. Descleé De Brouwer. Bilbao, 2000.
· Ward, W. The Life of Cardinal Newman – Volume I, Longman, Green & Co. New York, 1912.
· Ward, W. The Life of Cardinal Newman – Volume II, Longman, Green & Co. New York, 1912.
[1] A pesar de no mencionar a su madre en la Apologia pro Vita Sua, el dato señalado aquí ha sido suministrado por su hermana, según la cita Ward, W. en su obra “The Life of Cardinal Newman – Volume I”, Longman, Green & Co. New York, 1912, pp. 28.
[2] La palabra que utiliza el autor para presentar su obra es “tale”, en español sería “cuento” o “historia imaginaria”. Cfr. Newman, J.H. Loss and Gain. The Story of a Convert. Longmans, Green & Co. London, 1906, pp. vii y viii
[3] Con la siguiente frase lo afirma Ward en su introducción: “The public rightly regards the Apologia as the most typical and important of the writings of its author”. Newman, J.H. Apologia pro Vita Sua. The Two Versions of 1864 & 1865. Oxford University Press. London, 1913.
[4]
La versión editada en 1865 lleva el nombre “History of My Religious
Opinions”.
[5]
Ward, en su introducción, afirma: “It became a classic of the language,
and it had to be re-edited that its form, as well its substance, might
benefit its permanent character. Its form had to be no longer that
appropriate to a controversy of the hour in which rapier thrusts and
colloquialisms were suitable weapons, but that of an earnest autobiography
which could stand side by side with those of St. Augustine and Rousseau”. En Newman, J.H. Apologia... pp. vii.
[6]
Newman, J.H. Apologia pro Vita Sua. Historia
de mis opiniones religiosas.
BAC. Madrid, 1977.
[7]
Newman, J.H. Apologia pro Vita Sua. The Two Versions of
1864 & 1865. Oxford University Press. London,
1913. De ahora en adelante será citada como Ap seguida del número de página
donde se encuentra la cita
[8] Glanzman, G. Analysis of Dr. Newman’s Apologia pro Vita Sua. W.H. Broom – Paternoster Row. London, 1866.
[9]
Honorè, J. Itinerario Spirituale di Newman. Editrice Morcelliana.
Brescia, 1981.
[10]
Randle, G. La Lucha Espiritual en John Henry Newman. Descleé De
Brouwer. Bilbao, 2000.
[11] Ap 99: “I will vanquish, not my Accuser, but my judges. I will indeed answer his charges and criticisms on me one by one […] but such a work shall not be the scope nor the substance of my reply. I will draw out, as far as may be, the history of my mind”.
[12]
Aparecido en la revista Macmillan´s Magazine, January 1864 citado en
Newman, Apología... pp.5 ss.
[13] Carta del Dr. Newman a Messrs. Macmillan and Co. en Newman, Apologia… pp.7.
[14]
Para el diálogo construido, Newman toma partes de las cartas de Kingsley y
las responde con trozos de sus cartas o nuevas líneas que dan sentido.
[15] Comienza el texto con una cita de Newman: “It is not more than a hyperbole to say, that, in certain cases, a lie is the nearest approach to truth”. Sermons on the Theory of Religious Belief.
[16] Especialmente son estos ataques en el campo de la moral. Por eso, luego de una gran discusión sobre este campo, termina Kingsley afirmando: “There is a very wide difference in practical details between their notion’s of truth and ours”. Ap 62.
[17]
Al referirnos aquí a las “partes” de la Apología, lo haremos
con referencia al original publicado en 1864.
[18] “I have said that minds in different states and circumstances cannot understand one another”. pp. 70.
[19]
La palabra que utiliza Newman en inglés es mucho más fuerte que
“mentiroso”. Es la palabra “Untruthfulness”, que podría ser
traducida como “lleno de falsedad”; es de destacar el uso de la mayúscula,
lo que le da mucho más fuerza a la afirmación. Cfr. Ap 87.
[20] “I wish to be known as a living man, and not as a scarecrow which is dressed up in my clothes”. pp. 99.
[21] “I mean to be simply personal and historical: I am not exponding Catholic doctrine, I am doing no more than explaining myself, and my opinions and actions”. pp. 101.
[22] En varias partes de la Apología se consiguen testimonios de esta creencia en su propia honestidad: “When I was fully confident that the Church of Rome was the only true Church, I joined her” pp. 253; “I have never had any suspicion of my own honesty” pp. 261; “I have changed in many things: in this not” pp. 150.
[23] “People say that doctrine of Transubstantiation is difficult to believe; I did not believe the doctrine till I was a Catholic. I had no difficulty in believing it, as soon as I believed that the Catholic Roman Church was the oracle of God, and that she had declared this doctrine to be part of the original revelation” pp. 332.
[24]
En este aspecto, por las teorías sobre la evolución que nacían en ese
momento, plantea la necesidad de un diálogo fe – ciencia.
[25]
Es importante destacar que Newman explica cómo este dogma surge por la
creencia que ya existía en el mismo. Cfr pp 346.
[26]
En un pasaje hermoso donde demuestra la entrega del clero inglés por el
pueblo sufriente, lo defiende, terminando con la frase “they believe
intensely what they profess!” pp. 363.
[27] De hecho, uno de los mayores dolores de esta crisis para Newman fue tener sospechas sobre sí mismo y no poder confiar más en sí. Cfr pp. 230 ss.
[28] Cfr. pp. 279-280.
[29] Randle, G. op. cit.
[30] “He was found more than once with his head in his hands, crying like a child over the sadness of the memories which his task recalled” en Newman, J.H. Apologia… pp xviii.
[31] Cfr. Randle, G. op. cit. pp. 83 ss.
[32]
Algunos de esos momentos son: su enfermedad durante el viaje a Italia y la
conciencia de una misión (aunque sin saber cuál era); el verano en el
cual, estudiando la historia de la Iglesia se da cuenta de que la misma
historia se repite con otros protagonistas; el rechazo del Tract 90 y de su
autor por parte de los obispos anglicanos; el problema del obispado
anglicano de Jerusalén...
[33] Cfr. Honorè, J. op.
cit.
[34] Cfr. Randle, G. op.
cit.
[35] “I think no one ever
had such kind of friends as I have” le escribe al Dr. Pusey en 1843. Citado
en Ap 316.
[36] Cfr. Randle, G. op. cit. pp. 35.
[37] “…what the way of truth was, and what I ought to do in order to please God and fulfil His will”. Ap 317.
[38] Honorè, J. op. cit. pp. 45.
[39] Así lo afirma Glanzman, G. op. cit., quien entre el reconocimiento de los aciertos no pierde oportunidad para atacar la obra: “I think it likely to attract and win no small number of minds” pp 1; “the secret of the course of Dr. Newman’s mind is this – it is sensuous; and so Romanism”. pp 2.
[40] Lo atestigua Ward en la introducción a la Apologia: “...Newman’s warmest friends found themselves feeling sorry for the man whose attack they had in the first instance deeply resented”; “In reading (…) the Apologia, its impossible, I think, whatever, may be one’s sympathies, to avoid a sense of honest pity for the victim as for one condemned though by his own rashness to fight with gods or with the elements” pp x.
[41] Cfr. Glanzman, G. op. cit. pp. 153, 171.